Día 21, Sábado 4 de Enero 2014 - Villa Amengual
Descripción de la ruta: 35 Ripio, 32 AsfaltoDistancia Pedaleada: 67 km.
Comienza
el día y desde nuestra carpa nos damos cuenta que la lluvia ha cesado
finalmente, salimos a contemplar el cielo y esta parcialmente despejado
así que vamos nuevamente al mirador del ventisquero y esta vez hemos
tenido mejor suerte ya que pudimos contemplarlo en su magnitud. Son las 7
de la mañana y pese a ser muy temprano encontramos en el camino a una
pareja de alemanes que más adelante velveremos a encontrar.
Esta
breve visita al ventisquero nos llenó de energía para continuar nuestro
camino, y sin duda nos servirá ya que el día de hoy nos espera una
agotadora y extensa jornada de pedaleo.
Salimos del parque rumbo a la nombrada cuesta Queulat y justo antes de comenzar a subir Andrés se da cuenta que le faltaba uno de los pernos a su parrilla. Afortunadamente llevaba entre sus cosas pernos de repuesto pero como suele suceder, estos están guardados al fondo de una de las alforjas. Mientras Andrés solucionaba este percance yo contemplaba el inicio de la cuesta, una subida nos daba la bienvenida con mucha piedrecilla y una pendiente que nos haría bajarnos de nuestra bicicletas para tener que empujarlas. Además comenzaron a caer las primeras gota que nos acompañaran durante toda la extensión de la cuesta.
En
el km 20 comenzamos a subir la cuesta, yo la mayor parte de este tramo
con mi bici a rastras, y con mis tobillos con los pedales marcados de
tanto golpe. Andrés luego de cada curva me gritó "te ayudo!!", apoyó su
bicicleta y bajó corriendo para ayudarme a empujar. Mientras más subimos
más se intensificaba la lluvia, una cortina de agua que nos tenía
empapados y entumecidos, a pesar del esfuerzo.
Luego
de 7 km. de cuesta vemos el letrero que indica portezuelo y nos sentimos
felices de llegar al punto más alto de esta tortuosa cuesta. Yo me
sentía como ganadora de una de las etapas de Dakar!! y pensaba que este
es el tramo más difícil de nuestro viaje y que nada sería más duro que
lo vivido hoy, sin duda un tierno error.
Luego
de un pequeño descanso bajo la fuerte lluvia comenzamos a descender,
pero en esta oportunidad la bajada no la disfrutamos por su
peligrosidad, ya que nuestras bicicletas toman velocidad, el terreno
está muy suelto y con calamina, la lluvia cae con fuerza y nuestras
manos están congeladas, por lo tanto se hace difícil frenar. Ni siquiera
nos detuvimos en el sendero al bosque encantado ya que con el frío y lo mojado que
estábamos nos ganaríamos un resfriado asegurado.
En el km 35 y luego de 10 minutos de bajada estamos pisando asfalto y
comienza a salir el sol. Todo un premio a nuestro esfuerzo, se siente
como si la naturaleza se apiadara de nosotros y nos muestra entre nubes el
hermoso cielo azul de la Patagonia. Una bendición.
El
paisaje, el sol que nos acompaña y el asfalto hacen tan agradable
pedalear que continuaremos avanzando a pesar del cansancio. Al camino lo
bordea el Río Cisne y cuenta con miradores, lugares donde inicialmente
pensamos pasar la noche, pero la basura que hay en estos lugares nos
obliga a avanzar. El camino es solitario, por esto nos extraña ver a
varios metros de distancia un ciclista que nos alcanza rápidamente. Su
nombre Francisco, un español que también venía del Parque Queulat y que
seguirá hasta Villa Amengual donde nos encontraremos más adelante.
Río Cisnes
En
el km 60 y luego de disfrutar los últimos kilómetros, el camino se
ponía cuesta arriba nuevamente, una cuesta horrible para terminar el
día, y si bien era de asfalto era demasiado empinada para continuar
pedaleando, o al menos no es luego de la jornada de hoy. A mitad de la
cuesta hay un hermoso mirador para contemplar el río cisne y su valle.
Como siempre el paisaje es una recompensa por el sacrificio.
Mirador de Río Cisne
En
el km. 67 llegamos a Villa Amengual, un pueblo tan pequeño como hermoso,
rodeado de grandes montañas nevadas y que te recibe mostrando con
orgullo su iglesia de madera que da vida con sus colores al lugar.
Villa Amengual
Justo en la plaza de Amengual está Francisco con un gran dato, la casa junto a la iglesia tiene alojamiento y cena, por lo tanto esta noche dormiremos en una cómoda cama y tendríamos una reponedora ducha caliente.
Esta noche tuvimos una rica cena con pollo y papas fritas junto a la agradable compañía de Francisco quien nos contó sus alucinantes historias y planes, ya que ha empezado su viaje en Buenos Aires y continúa hasta Ushuaia, para luego volver por el continente hasta Alaska.
Día 22, Domingo 5 de Enero 2014 - Villa Mañihuales
Descripción de la ruta: AsfaltoDistancia Pedaleada: 58 km.
Luego de un rico desayuno con las deliciosas sopaipillas sureñas (que serán nuestro gran aliado energético el resto del viaje) nos preparamos para comenzar a pedalear. Yo me siento cansada por la dura ruta del día anterior por lo tanto no me siento capaz de llegar hasta el siguiente pueblo, aunque ahora un importante factor está a nuestro favor, el camino esta asfaltado.
El
día está hermoso, un resplandeciente sol nos acompañará y hermoso cielo
azul que no veíamos desde hace más de tres semanas (cuando comenzó la
lluvia). Francisco comienza a pedalear y nosotros, como siempre nos
damos un par de vueltas de más antes de ingresar a la ruta.
Si
el asfalto y el sol no son suficientes para tener un excelente día, se
suma un nuevo factor, una bajada en la que alcanzamos velocidad de hasta
70 km/hr. Había olvidado la confianza que se siente pedalear en
pavimento así que nos entregamos a la velocidad.
En
el kilómetro 6 y a los pies de esta maravillosa bajada se encuentra el lago Las Torres, donde mas adelante cuenta con áreas de camping. Luego
el camino continua por el borde de este lago hermoso lo que lo hace un paseo para
deleitarse.
Pedaleando por el Borde de Lago las Torres.
En
este tramo nos encontramos con un grupo de holandeses que va rumbo al
norte, son 2 parejas como sacadas de un catalogo de productos Ortlieb.
Ellos habían tomado otra ruta para ingresar a la Carretera Austral,
venían desde Chile Chico y desde ahí rodearon el lago General Carrera
por el Paso de Las Llaves, un camino deslumbrante según ellos, y nos
quedó dando vueltas esta alternativa a la ruta 7, ya que es segunda vez
que nos la recomiendan.
En
el km. 34 el paisaje comienza a cambiar, ya que ingresamos a un hermoso
valle que lo rodea unas imponentes montañas. En este entorno las nalcas
son reemplazadas por la estepa propia de la Patagonia y el viento
empieza a hacerse presente, afortunadamente viento a favor. El camino
continua solitario y el plano se extiende hasta llegar a Villa
Mañihuales, sin duda una de las jornadas de pedaleo que más he
disfrutado.
Camino a Villa Mañihuales
En
el km 58 ingresamos a Villa Mañihuales, un pueblo más grande que los
últimos visitados. En este lugar buscamos el Hostal Bienvenido que nos
fue recomendado en Amengual pero al llegar lo encontramos cerrado. Esto
nos hizo buscar la casa de ciclista en Mañihuales, así que nos
devolvimos por una de las calles interiores y justo en la primera
esquina vemos el taller de bicicletas, y saliendo de la casa vemos a
Francisco que nos invita a pasar y a conocer al resto de los ciclistas
que han llegado a este lugar. Magui y Gerardo, la pareja de argentinos
que vimos camino a Puyuhuapi que vienen pedaleando desde Bariloche,
Camila y Alan una pareja de Suizos que viene pedaleando desde Lima, Steve un ciclista senior inglés que viene desde Osorno en bicicleta, Sabina
y Robert el matrimonio Alemán que vinos en el mirador del ventisquero
Queulat y que han recorrido el mundo en bicicleta por los últimos 3
años.
Esta
noche somos 10 los ciclistas en la casa de Jorge, el Cazador de Ciclistas, quien nos recibió con los brazos abiertos y nos dejó como
dueños de casa del tremendo espacio que tiene para recibir a todos
quienes llegan pedaleando a este lugar. La buena voluntad y amabilidad
de él y su familia se transmite a todo el grupo, con quienes nuestras
ruta se cruzaron constantemente generando instancias para recordar como
parte importante de nuestra aventura.
En la Casa del Cazador de Ciclista Junto a Francisco, Magui y Gerardo
Sin
duda este fue el día en que más disfrute el pedaleo, por el paisaje y
las condiciones del camino y del día, y también la noche se disfrutó con
la gran comunión ciclística compartida en casa de Jorge.
Día 23, Lunes 6 de Enero 2014 - Villa los Torreones
Descripción de la ruta: AsfaltoDistancia Pedaleada: 49 km.
Despertamos
con el ruido del movimiento de quienes se alistan para comenzar su
jornada de pedaleo. Salen los Suizos, luego los Alemanes y nosotros aun
tomando desayuno. El resto de los ciclistas, un poco más relajados ya
que tenemos planes de llegar hasta un camping en Villa los Torreones,
un dato que nos dio Jorge para quienes desean hacer una parada antes de
llegar a Coyhaique.
Como
siempre somos los últimos en salir a pedalear, y ya fuera de la casa se
siente que comienza a llover nuevamente aunque Jorge nos dice que
"esto no es lluvia, es aguita para la plantas", y claro a lo largo del
camino son muchísimas las plantas que necesitan ser regadas.
Por varios kilómetros del camino nos acompaña el río Mañihuales, que bordea con sus tranquilas aguas la ruta 7.
Río Mañihuales
Mientras
más avanzamos más fuerte llueve, y es que geográficamente nos
acercábamos a una de las zonas más lluviosas de Chile, Puerto Aysén. El
trayecto se hace más pesado con la lluvia y el camino tiene mayor
dificultad que el tramo anterior, además se suma lo incomodo que es
pedalear con ropa impermeable.
En
el km 20 aprox. nos llama la atención el nombre del puente que debemos
atravesar, "El Maldito", puente que cruza el Río Mañihuales. Unos poco
metros más adelante Andrés se da cuenta que su argolla de matrimonio ya
no está. El agua y los kilos que ha perdido han hecho que su argolla se
resbale de su dedo sin darse cuenta y por más que lo buscamos en el
sector, no fue posible encontrarlo. Nuestro consuelo es pensar que un
pedacito de nuestro amor quedará por siempre en la Patagonia, si no es que
ningún ciclista lo encuentra antes.
En
el km. 40 se encuentra el Cruce Viviana, nuestro punto más próximo a
Puerto Aysén (a 17 km) y donde llueve torrencialmente. Tomamos la ruta
rumbo a Coyhaique, la cual drásticamente se vuelve caótica, esto porque
aumenta bruscamente el tráfico desde Puerto Aysén a Coyhaique y
constantemente vemos buses, camiones y autos que pasan junto a nosotros a
gran velocidad. Un tramo para hacerlo con mucho cuidado ya que ni
siquiera existe una berma para transitar con tranquilidad.
Camino a Coyhaique
En
el km. 49 llegamos a Villa los Torreones y un enorme letrero en medio de
un pasaje de tierra señala el camping Torres del Río Simpson.
Tomamos
el camino de tierra y pedaleamos por algunos metros hasta llegar al
camping donde nos recibe Nacho, el mejor de los anfitriones y dueño de
este hermoso camping. También acá nos encontramos con Magui, Gerardo,
Francisco y Steve, además de una pareja de Puerto Varas que también
viajan en bicicleta.
El
camping cuenta con un enorme quincho donde armamos nuestras carpas, ya
que nos protege de la lluvia que continua cayendo. En este lugar pasamos
una entretenida noche con música y una fogata que nos ayudo a secar
algunas de nuestra prendas.
Distancia Pedaleada: 37 km.
Alforjas listas, impermeable a mano, luces listas, y comenzamos a rodar para nuestra llegada a Coyhaique. Hago especial incapié en las luces, ya que cruzaremos el túnel Farellón y con el tráfico de esta ruta será necesario hacernos muy visibles.
Como siempre el agua nuestra fiel compañera, aunque hoy nos trata con delicadeza ya que cae en forma intermitente y muy sutilmente.
En el kilómetro 4 de nuestra ruta nos encontramos con la cascada de La Virgen, una agradable sorpresa ya que nadie nos había mencionado este espectáculo natural... debe ser porque las caídas de agua son muy habituales en esta zona.
Unos kilómetros más adelante (km. 11) nos encontramos con una nueva cascada, llamada Salto Velo de la Novia, la lluvia cae fuertemente por un rato mientras la contemplamos.
En el kilómetro 24 encendemos nuestras luces para ingresar al túnel Farellón, el hecho de conocer la triste historia de los ciclistas que perdieron la vida en este túnel te hace reflexionar y sentir temor ya que acá se intensifica el sonido de cada vehículo que pasa junto a tí. Trato de pedalear rápido para salir pronto pero la pendiente en contra hace que nos movamos lento. Una vez fuera del túnel nos detenemos a contemplar el Río Simpson que corre bajo la quebrada junto al camino.
Desde acá comienza una pesada cuesta, y como toda cuesta parece interminable aunque son solo 5 kilómetros. Afortunadamente es muy amplia para poder descansar entre curvas, ya que con el denso tráfico de camiones y buses no sería seguro parar si este espacio no estuviera.
En el kilómetro 29 llegamos al mirador, donde hay un viento que te vota las bicicletas y te empuja mientras caminas. Desde acá se ve la ciudad de Coyhaique y lo poco que nos falta para llegar a nuestro destino del día.
En el km. 37 llegamos a la ciudad de Coyhaique donde celebramos con una chorrillana nuestro logro. Acá alojamos en el camping Lo de Rocco, pero solo nos quedamos una noche ya que no nos gustó, el lugar es muy pequeño y no estaba muy limpio. Su ventaja es que está a un par de cuadras de centro de la ciudad.
Para nuestra suerte una amiga de mi suegro nos recibió gentilmente en su casa y nos regaloneó por dos días más. ¡Gracias Lorena por hacer de nuestra parada en Coyhaique una grata experiencia!.
Coyhaique es una ciudad con alma de pueblo, viven solo 50 mil habitantes y te das cuenta porque en sus calles te encuentras con todos los que conoces. Gracias a estos encuentros los ciclistas que ya conocemos nos invitaron a una cena en casa de ciclista de Boris, donde estaban alojando. Una noche muy entretenida de pizzas y vino y llena de datos y recomendaciones para el viaje.
En Coyhaique aprovechamos de aprovisionarnos bien, cambiar nuestra cocinilla que estaba fallando y hacer ajustes en nuestras bicicletas.
Distancia Pedaleada: 58 km.
Comenzamos a pedalear a las 8 y media de la mañana, el día estaba agradable ya que según los pronósticos no tendríamos lluvia.
Los paisajes que vemos en este camino me tienen encantada, el amarillo predomina por sobre todo, propio de la típica postal de la Patagonia.
En el camino nos encontramos con la pareja de suizos (Alan y Camila), quienes nos pasaron y tomaron ventaja como nos suele ocurrir.
Durante 10 kilómetros una adorable compañía, un hermoso perro blanco corre junto a nosotros con la lengua afuera. En las subida su marcha era mejor que la nuestra y nos adelantaba, y luego al llegar la bajada lo alcanzábamos.
En el kilómetro 40 se encuentra el desvío a Balmaceda y desde ahí el tráfico disminuye y el camino vuelve a ser la solitaria ruta 7.
Día 24, Martes 7 de Enero 2014 - Coyhaique
Descripción de la ruta: AsfaltoDistancia Pedaleada: 37 km.
Alforjas listas, impermeable a mano, luces listas, y comenzamos a rodar para nuestra llegada a Coyhaique. Hago especial incapié en las luces, ya que cruzaremos el túnel Farellón y con el tráfico de esta ruta será necesario hacernos muy visibles.
Como siempre el agua nuestra fiel compañera, aunque hoy nos trata con delicadeza ya que cae en forma intermitente y muy sutilmente.
En el kilómetro 4 de nuestra ruta nos encontramos con la cascada de La Virgen, una agradable sorpresa ya que nadie nos había mencionado este espectáculo natural... debe ser porque las caídas de agua son muy habituales en esta zona.
Cascada la Virgen
Unos kilómetros más adelante (km. 11) nos encontramos con una nueva cascada, llamada Salto Velo de la Novia, la lluvia cae fuertemente por un rato mientras la contemplamos.
En el kilómetro 24 encendemos nuestras luces para ingresar al túnel Farellón, el hecho de conocer la triste historia de los ciclistas que perdieron la vida en este túnel te hace reflexionar y sentir temor ya que acá se intensifica el sonido de cada vehículo que pasa junto a tí. Trato de pedalear rápido para salir pronto pero la pendiente en contra hace que nos movamos lento. Una vez fuera del túnel nos detenemos a contemplar el Río Simpson que corre bajo la quebrada junto al camino.
Desde acá comienza una pesada cuesta, y como toda cuesta parece interminable aunque son solo 5 kilómetros. Afortunadamente es muy amplia para poder descansar entre curvas, ya que con el denso tráfico de camiones y buses no sería seguro parar si este espacio no estuviera.
En el kilómetro 29 llegamos al mirador, donde hay un viento que te vota las bicicletas y te empuja mientras caminas. Desde acá se ve la ciudad de Coyhaique y lo poco que nos falta para llegar a nuestro destino del día.
Mirador de Coyhaique
En el km. 37 llegamos a la ciudad de Coyhaique donde celebramos con una chorrillana nuestro logro. Acá alojamos en el camping Lo de Rocco, pero solo nos quedamos una noche ya que no nos gustó, el lugar es muy pequeño y no estaba muy limpio. Su ventaja es que está a un par de cuadras de centro de la ciudad.
Para nuestra suerte una amiga de mi suegro nos recibió gentilmente en su casa y nos regaloneó por dos días más. ¡Gracias Lorena por hacer de nuestra parada en Coyhaique una grata experiencia!.
Coyhaique es una ciudad con alma de pueblo, viven solo 50 mil habitantes y te das cuenta porque en sus calles te encuentras con todos los que conoces. Gracias a estos encuentros los ciclistas que ya conocemos nos invitaron a una cena en casa de ciclista de Boris, donde estaban alojando. Una noche muy entretenida de pizzas y vino y llena de datos y recomendaciones para el viaje.
En Coyhaique aprovechamos de aprovisionarnos bien, cambiar nuestra cocinilla que estaba fallando y hacer ajustes en nuestras bicicletas.
Día 27 Viernes 10 de Enero 2014 - Coyhaique
Descripción de la ruta: AsfaltoDistancia Pedaleada: 58 km.
Comenzamos a pedalear a las 8 y media de la mañana, el día estaba agradable ya que según los pronósticos no tendríamos lluvia.
Los paisajes que vemos en este camino me tienen encantada, el amarillo predomina por sobre todo, propio de la típica postal de la Patagonia.
En el camino nos encontramos con la pareja de suizos (Alan y Camila), quienes nos pasaron y tomaron ventaja como nos suele ocurrir.
Durante 10 kilómetros una adorable compañía, un hermoso perro blanco corre junto a nosotros con la lengua afuera. En las subida su marcha era mejor que la nuestra y nos adelantaba, y luego al llegar la bajada lo alcanzábamos.
En el kilómetro 40 se encuentra el desvío a Balmaceda y desde ahí el tráfico disminuye y el camino vuelve a ser la solitaria ruta 7.
Cerca del kilómetro 50 comenzamos a subir en un falso plano, el viento está en nuestra contra y el camino se hace muy pesado, avanzando a solo 3 km/hr siento que nunca vamos a llegar.
En el kilómetro 57 vemos al fin el letrero que nos da la bienvenida a la Reserva Nacional Cerro castillo, y un kilómetro más adelante se encuentra el camping Laguna Chiguay. El valor del sitio de camping es de $5000, en el cual pueden armar hasta 5 carpas. En nuestro caso lo compartimos con 4 ciclistas más, Alan y Camila, Verónica (Alemania) y Ron (Canadá).
Luego de comer y armar nuestra carpa hicimos un pequeño trekking al mirador de la Laguna Chiguay, donde vimos varias aves como rayaditos y una hermosa vista a la laguna.
Mirador laguna Chiguay
Día 28 Sábado 11 de Enero 2014 - Cerro Castillo
Descripción de la ruta: AsfaltoDistancia Pedaleada: 35 km.
No fue fácil levantarse a las 6 de la mañana en esta reserva, ya que estamos en altura y el frío se hace sentir. Pero esta es una de las cosas que aprendimos de Alan y Camila, ya que al salir temprano, llegas antes a tu destino y con esto evitas el viento de medio día de la Patagonia. Así que tratamos lo mejor posible de comenzar nuestros viajes a las 8 de la mañana, como hoy.
El camino comienza con una gran bajada que luego hay que subir levemente para llegar al portezuelo. Mis manos se encuentran entumidas así que agradezco al camino en subida para calentar el cuerpo.
En el kilómetro 22 al llegar al portezuelo el camino es plano y hermoso, con las montañas acompañándote y los letreros alertándote que puedes ver huemules en la ruta. Yo voy pendiente y mirando entre los bosques, en los riachuelos, en las montañas, pero nada, no vi ningún huemul. Andrés que pedaleaba más adelante alcanzó a ver una familia de huemules que ingresaron a un bosque y desaparecieron, ni siquiera los alcanzó a fotografiar.
En el kilómetro 24 comienza la cuesta de diablo, la que afortunadamente nos toca de bajada. Es una bajada muy inclinada y de apoco comienzas a ver las curvas hasta llegar a su mirador para contemplar el valle y sus montañas.
Cuesta del Diablo
Luego de bajar la cuesta tomamos el desvío a Villa Cerro Castillo, continuando por la ruta 7, desde donde se ve imponente el hermoso Cerro Castillo con su cumbre nevada y su ventisquero. El camino hasta Cerro Castillo es en bajada hasta el kilómetro 35 donde ingresamos a la Villa Cerro Castillo.
En este lugar acampamos en el Camping La Araucaria donde nuevamente nos encontramos con nuestros amigos ciclistas.
Hoy al llegar al camping nos enteramos de la triste noticia de que dos mujeres israelitas que el día de ayer realizaban el trekking a la laguna de Cerro Castillo, se desorientaron, se perdieron y que fueron encontradas hoy. Una de ellas murió y otra fue encontrada con hipotermia. Algo lamentable y que hacía cuestionarse el realizar el trekking hasta allá.
Durante la tarde al llegar nuestros amigos que realizaban el trekking a la Laguna Cerro Castillo nos dijeron que el camino era duro pero que el sendero está muy bien marcado y que no hay forma de perderse, por lo tanto decidimos realizarlo.
En la noche nuevamente compartimos con nuestros amigos ciclistas y preparamos una cena comunitaria, y como siempre, el brindis con vino no podía faltar.
Al día siguiente a las 5:40 estamos en pie, para comenzar a caminar lo más temprano posible y así evitar el viento de medio día.
7:30 de la mañana y comenzamos a caminar junto a Verónica, también ciclista de Alemania. El camino asciende todo el rato, y hay mucha piedra suelta, por lo que hay que cuidar cada paso. Mientras comienzas a subir empiezas a tener la mejor de las vistas, logras ver el pueblo, la continuidad de la ruta 7, el Río Ibáñez e incluso logras ver el lago General Carrera a lo lejos.
Vista de Villa Cerro Castillo
Luego de más de 4 horas subiendo logramos llegar a la cima. La vista es espectacular desde ahí, y al continuar caminando la vista que tienes al frente es aún mejor, el ventisquero de Cerro Castillo y su Laguna con un color turquesa intenso, una maravilla que te deja sin aliento.
Laguna y Ventisquero en Cerro Castillo
Sin duda un trekking que valió la pena, pero hay que informarse muy bien del clima y de sus senderos ya que no están señalizados. Nosotros comenzamos a bajar a las 13 horas y empezó a formarse nubosidad sobre la laguna y no se lograba ver nada. Las nubes se forman rápido y pueden lograr desorientarte, por esto se debe tener mucho cuidado y tomar todas las precauciones.
Día 30 Lunes 13 de Enero 2014 - Chile Chico
Descripción de la ruta: AsfaltoDistancia Pedaleada: 37 km.
El trekking realizado el día anterior me pasa la cuenta, mis piernas duelen como nunca antes. Afortunadamente sobre la bicicleta son otros los músculos que se mueven, por lo tanto para pedalear no hay malestar.
Salimos de Villa Cerro Castillo y unas gotas comienzan a caer regalándonos un hermoso arcoiris en nuestra partida.
Plaza en Villa Cerro Castillo
Nuestra meta hoy es Chile Chico, destino que se nos metió en la cabeza dado que fueron muchas las personas que nos insistían en lo hermoso de los paisajes del camino a Guadal, camino que va bordeando el Lago General Carrera. Aunque no teníamos mucha información del estado del camino, decidimos arriesgarnos de todas formas.
Fueron 6 los kilómetros que debimos volver por la ruta 7, un camino cuesta arriba pero que ya lo teníamos asumido y por esto no nos costó tanto pedalearlo. El camino nos lleva a los pies de la Cuesta del Diablo para tomar el desvío sur, por la ruta que nos lleva a Puerto Ibáñez.
Este tramo es muy solitario y el camino está en muy buenas condiciones, avanzamos muy rápido por esto y por que la mayor parte de camino vas en bajada. Otra ventaja del camino es que desde acá aun puedes apreciar la enorme montaña Cerro Castillo, la cual hoy desde temprano se encuentra acompañada de muchas nubes.
En el kilómetro 25 nos detenemos en la Laguna Morales, un lugar hermoso pero donde corre tanto viento que levanta el agua de la laguna y nos moja nuestro rostro.
A partir de este lugar el fuerte viento nos acompaña permanentemente, afortunadamente es viento a favor. Llega a ser divertido como el viento nos empuja, nos bota las cosas y se las lleva con toda su fuerza. Incluso en un tramo plano el viento nos empuja tanto que sin pedalear logramos una velocidad de más de 30 km/hr. En las curvas debemos tener cuidado ya que el viento nos empuja hasta la pista contraria, pero el tráfico es tan escaso que no corremos ningún peligro.
Cuando la planicie termina comenzamos a bajar al puerto, camino donde vamos bordeando un cerro y cuando lo damos vuelta logramos tener una vista panorámica despejada, vemos el impresionante lago. Me quedé sin palabras, como encandilada con el color y con la belleza del Lago General Carrera. Con Andrés hicimos una pausa por un minuto para contemplar esta maravilla.
Primera vista del Lago General Carrera
Continuamos bajando pero esta vez con viento en contra, un viento pesado que te pega en cara y que hace difícil mirar hacia adelante. En el kilómetro 32 hay un mirador para contemplar el lago y el pueblo Puerto Ibáñez. El viento es fuertísimo, tanto que debemos afirmar bien nuestro snack y apoyar bien firmes nuestras bicicletas para que no vuelen con el viento.
En el km 36 ingresamos a Puerto Ibáñez y el viento nos pega de cola, y sin esfuerzo llegamos a la costanera, un lugar precioso y recién remodelado, aunque bien solitario ya que un paseo por la costanera deja de ser romántico con el viento que te empuja, te empuja, te empuja sin parar.
Costanera Puerto Ibáñez
Desde acá cruzamos en transbordador a Chile Chico, los pasajes por persona nos costaron $3200 por persona, con bicicleta incluida.
Llegamos a Chile Chico cuando ya estaba anocheciendo, así que rápidamente fuimos en busca de un camping y llegamos al Camping lo del Ale el que se encuentra en las afueras de Chile Chico. El costo del camping es de $4000 por persona.
Día 31, Martes 14 Enero 2014 - Chile Chico
En Chile Chico nos quedamos 3 noches ya que nos gustó el lugar. Tiene una linda costanera (también nueva), un mirador espectacular, se encuentra a solo 12 Kilómetros de Los Antiguos (un pueblito Argentino), cuenta con muchos servicios (supermercado, museo, restaurant) y su clima es espectacular ya que cuenta con un micro clima del cual somos testigos ya que todos los días fueron de rico sol y cero lluvia. Lo malo del lugar es el viento constante, que pega todos los días a toda hora, y que cuando lo tienes de frente te hace avanzar a 4 km/hr.
Chile Chico desde el Mirador
Desde Chile Chico fuimos por el día a los Antiguos, motivados por comernos una hamburguesa argentina. El camino de ida fue espectacular ya que casi no debíamos pedalear porque en muchos tramos el viento nos empujó. Pero de vuelta teníamos el viento en contra, además el viento se intensificó y levantaba mucho polvo en el tramo donde cruzas la frontera.
En el Pueblo los Antiguos
Cuando estábamos saliendo de los Antiguos Andrés pinchó un neumático, y no andábamos con cámara de repuesto así que intentamos parchar sin resultados... el viento y la tierra que levantaba hacía imposible que el parche se adhiriera.
Eran las 4 de la tarde y fui a comprar una cámara de repuesto pero la única tienda de bicicletas estaba en horario de almuerzo y abría recién a las 5. Esperé todo ese rato y nadie llegó a abrir, media hora después me aburrí y empecé a preguntar y buscar otro lugar hasta que llegué a una gomería y me vendieron la cámara de repuesto más artesanal de la historia, y también la más cara (en pesos chilenos fueron más de 4 mil pesos), pero nos sirvió reparar la rueda de Andrés y salir de este pueblo con todo el viento en contra y a 4 km/hr.
Como chascarro adicional, cuando llegamos al camping y entramos en nuestra carpa vemos todo lleno de polvo. Si, si, el polvo que levantaba el viento entró a nuestra carpa y estaba sobre sacos, almohada, ropa... sobre todo. Para evitar que esto ocurriera los próximos días pusimos piedras sobre el faldón y funcionó.
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